jueves, 24 de noviembre de 2011

Acerca del Fausto

El Poema dramático cumbre de Goethe, escrito a finales del siglo XVIII y principios del XIX. A pesar de que no fue concebida para ser representada, sino leída, su importancia ha provocado que se hayan hecho múltiples adaptaciones en el teatro como en pintura, como en música (destaca la ópera de Gounod), como en cine. Uno de los logros principales de la obra es la creación de dos personajes. Fausto y Mefistófeles (El diablo), poderosísimos, inmortales, que son la recreación de la doble vertiente del ser humano. Fausto reúne en sí mismo todas las principales virtudes y bajezas del hombre. Es el Hombre. El otro personaje importante del poema es Margarita, encarnación de la femineidad, que busca la redención del doctor mediante el amor. 
El libro me pareció interesante y novedoso ya que el cambio de formato del texto es diferente al que veníamos leyendo y su lectura me hizo en partes más fácil y en otras más difíciles como por ejemplo la primer parte; no podía comprender como iniciaba la historia. En lo general es un libro interesante en su lectura y pienso que puede ser más atrapante ver la interpretación en un teatro. En parte algo que ayudaba a la compresión del texto era las canciones.


Fausto:



"Arda la salamandra,

la ondina se retuerza,

desaparezca el silfo

y el incubo haga fuerza."



Coro de ángeles:



"¡Cristo resucitado

de tu seno, corrupción!

Libertad vuestras cadenas.

Alabadle, activos;

Demostradle vuestro amor,

Comed fraternalmente,

Predicadlo en viajes,

Anunciad la salvación.

El maestro, cercano,

Siempre ira con vosotros."

Johann Wolfgang Goethe:

(Frankfurt, 1749-Weimar, id., 1832) Escritor alemán. Nacido en el seno de una familia patricia burguesa, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios de derecho en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó regresar a Frankfurt. Una vez recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios. Fue éste un período decisivo, ya que en él se produjo un cambio radical en su orientación poética. Frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, germen del primer Romanticismo y conoció a Herder, quien lo invitó a descubrir a Homero, Ossian, Shakespeare y la poesía popular.
Fruto de estas influencias, abandonó definitivamente el estilo rococó de sus comienzos y escribió varias obras que iniciaban una nueva poética, entre ellas Canciones de Sesenheim, poesías líricas de tono sencillo y espontáneo, y Sobre la arquitectura alemana (1773), himno en prosa dedicado al arquitecto de la catedral de Estrasburgo, y que inaugura el culto al genio.
En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal Imperial, donde conoció a Charlotte Buff, prometida de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta pasión frustrada inspiró su primera novela, Los sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en Alemania, el Romanticismo.

De vuelta en Frankfurt, escribió algunos dramas teatrales menores e inició la composición de su obra más ambiciosa, Fausto, en la que trabajaría hasta su muerte; en ella, la recreación del mito literario del pacto del sabio con el diablo sirve a una amplia alegoría de la humanidad, en la cual se refleja la transición del autor desde el Romanticismo hasta el personal clasicismo de su última etapa. En 1774, aún en Frankfurt, anunció su compromiso matrimonial con Lili Schönemann, aunque rompió el noviazgo dos años más tarde; tras aceptar el puesto de consejero del duque Carlos Augusto, se trasladó a Weimar, donde estableció definitivamente su residencia. 

En lo referido al movimiento conocido como titanismo, uno de cuyos más preclaros representantes fue Giacomo Leopardi. Merced a Goethe, Weimar se convirtió en el auténtico centro cultural de Alemania; allí compuso poemas inspirados por Charlotte von Stein y empezó la redacción de sus obras más ambiciosas, como sus dramas Ifigenia en Táuride (1787) Egmont y Fausto, que luego revisaría a fondo tras la profunda impresión que recibió en su trascendental viaje a Italia (1786–1788), que cambió su desequilibrada estética romántica por el equilibrio clásico. Empezó en Venecia, donde compuso sus Epigramas venecianos, y terminó en Roma, donde estudió la cultura grecolatina a fondo; de esta época son sus Elegías romanas. El viaje a Italia supone el comienzo de su periodo clásico.Sin embargo, a su regreso a Weimar en 1788 se encuentra una gran oposición a su nueva estética; es más, se forma un cierto escándalo cuando llega a divulgarse que desde ese mismo año vive amancebado con una jovencita, Christine Vulpius (1765–1816), que le dio al año siguiente un hijo, Julius August Walther von Goethe (1789–1830); cuatro abortos sucesivos posteriores inducen a creer que entre ambos había incompatibilidad de grupos sanguíneos, en aquella época desconocida. Goethe legitimó a su único hijo en 1800.
No abandonó completamente su pretensión de labrarse una carrera científica. En Zur Farbenlehre, 1810, intentó refutar con poca fortuna la teoría de los colores de Newton. En el primer volumen de esta obra se halla la que es sin duda la primera historia comprensiva de la ciencia.Dirigió el Teatro ducal entre 1791 y 1813 y con motivo de este cargo conoció en 1794 al dramaturgo Friedrich von Schiller, con el que sostuvo una luenga amistad y cierta correspondencia epistolar hasta la muerte de éste en 1805. Schiller publicó las hasta entonces inéditas Elegías romanas de Goethe en su periódico, Las Horas, en 1795. También imprimió la novela Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796) y la novela en verso Hermann y Dorothea (1798). Schiller incitó a Goethe a que prosiguiera en la gran obra de su vida, el Fausto, poema que no paraba de corregir y ampliar y cuya primera versión apareció en 1808. Desde dos años antes se hallaba ya casado con Christiane Vulpius, quizá para acallar a quienes criticaban su estilo de vida. El hecho más importante quizá de esta época de su vida es su entrevista en Erfurt con Napoleón I en 1808, cuando el ejército francés ocupaba parte del territorio prusiano en el marco de las guerras Napoleónicas.La Revolución francesa supuso para Goethe un gran trastorno; algunos de sus epigramas venecianos ya tratan este tema, pero como su pensamiento se hallaba por completo imbuido del equilibrio y armonía del clasicismo y veía el ser como una totalidad orgánica a partir de la filosofía de Kant, el desarrollo de la revolución y el cambio provocado por la violencia le parecían una atrocidad. Eso se plasmó en algunas obras de entonces, como la colección de novelitas breves Conversaciones de emigrados alemanes (1795), la obra épica Germán y Dorotea (1797) y la tragedia La hija natural(1799 y ss.). Algo después aparecen las novelas de madurez: Las afinidades electivas (1809) y Los años de peregrinaje de Wilhelm Meister (1821, revisado en 1829), así como un diario de su viaje por Italia, Viajes italianos (1816), su autobiografía Poesía y verdad en varias entregas (1811–1833) y un poemario, Diván de Oriente y Occidente (1819), donde se deja sentir algo el influjo de la poesía oriental. Goethe murió en Weimar el 22 de marzo de 1832. La versión final de su gran poema coral Fausto apareció póstuma ese mismo año.En cuanto a su carrera literaria, Goethe la inició en el seno de un exasperado Romanticismo deudor del Sturm und Drang, cuya obra más representativa se encargó de escribir él mismo: Las cuitas del joven Werther. El viaje a Roma supuso para él ir arrinconando esa estética en una evolución que le hizo al cabo renegar del Romanticismo e identificarse con el equilibro clásico grecolatino, lo que puso fin a su tormentosa vida interior. Fue esa la revelación del Clasicismo, verdadera raíz con la que podía identificarse la cultura alemana. «Ahora comprendo el sentido del mármol», escribirá en una de sus Elegías romanas.
De ese viaje por Italia son fruto también los Epigramas venecianos, entre los cuales hay algunas meditaciones profundas sobre la contemporánea Revolución francesa o el significado de la vida y de la cultura. La postura política de Goethe es sin embargo conservadora: «prefiero la injusticia al desorden», escribirá. Eso le supuso algunos recelos por parte de otros artistas a los que no les importaba en lo más mínimo no acordarse con su contexto social, como por ejemplo Beethoven. En las dos versiones de su complejo y grandioso Fausto se encuentra el último mito que fue capaz de engendrar la cultura europea, el de cómo la grandeza intelectual y la sed omnímoda de saber pueden, sin embargo, engendrar la miseria moral y espiritual. Por otra parte, en la lectura y estudio de Spinoza encuentra también un consuelo al desequilibrio romántico que le embargaba, como cuenta en Poesía y verdad, donde se extiende en comentar especialmente su frase de que «quien bien ama a Dios, no debe exigir que Dios le ame a él».Goethe disfrutó ya en vida de fama, respeto, prestigio y admiración. Delacroix le retrató en una litografía en 1827, aparte de ilustrar Fausto y Götz von Berlichingen. Por ello, fueron muchos los jóvenes de su época que quisieron conocerlo en persona o, cual se suele pedantescamente decir: vera effigies. Por otra parte, su secretario, Eckermann, anotaba cuidadosamente sus conversaciones con el maestro a lo largo de los años y escribió unas Conversaciones con Goethe, donde aparecen reflejadas las opiniones que en sus últimos años sostuvo sobre esas visitas y también sobre todo lo divino y lo humano.

Dice Fausto:

Este párrafo escrito por Goethe, me parece realmente impresionante, es como la fuerza avasalladora que desea Fausto y que todos llevamos adentro, que ansia con total desesperación, una fuerza activa, esencial y necesaria para conocer y experimentarlo todo, para ir detrás de todos los secretos del mundo, ha descifrar los enigmas mejor ocultos por la naturaleza... "¡Cuan diversamente obra en mi ser este signo! Estas más cerca de mí, Espíritu de la tierra, siento ya más exaltadas mis fuerzas y hállame enardecido, como si fuera por efecto del vino nuevo. Siéndome con bríos para aventurarme en el mundo, para afrontar las amarguras y dichas terrenas, para luchar contra las tormentas y permanecer impávido en medio de los crujidos del naufragio. Las nubes se acumulan sobre mi...la luna vela su luz...mi lámpara se amortigua. Exhalasen vapores...rojas centellas surcan el aire en derredor de mis sienes, un frío estremeciendo baja como un soplo desde la bóveda y se apodera de mi. Bien lo veo: eres tú que flotas en torno mío, Espíritu que yo imploro. ¡Muéstrate a mi vista! ¡Ah! ¡Como se sobresalta mi corazón! Todos mis sentidos pugnan por abrirse a nuevas impresiones. Siento como mi corazón se te entrega por completo. ¡Aparece! ¡Aparece! Preciso es, aunque me cueste la vida.

Personajes









Mefistófeles:

Es uno de los personajes más astutos e inteligentes ya que tiene como objetivo engañar a Fausto para que le dé su alma y poder ganar la apuesta que había hecho con dios, y lo logra, ofreciéndole a Fausto lo que más deseaba, el poder de conocer todos los saberes y misterios del universo. 

Fausto:
El personaje que menos me gustó, ya que solo le interesa obtener todos los saberes, y poder conseguir todo lo que se propusiera para sí mismo. A pesar de utilizar el poder dado por el diablo para su propio beneficio, demuestra su ambición en el momento que condena a Margarita a tener una vida desgraciada y morir en prisión.

Margarita: 
Es mi personaje favorito ya que Margarita es un personaje puro e inocente que se enamora de Fausto, y a partir de ese momento Margarita empieza a afrontar distintos tipos de problemas y su vida termina siendo una desgracia, ya que su madre muere y ella va a prisión por haber asesinado al hijo que tuvo con Fausto. Ella muere en los brazos de Fausto en prisión.

Valentín: 
Este personaje no tiene mucha participación en la obra. Valentín, el hermano de Margarita, desconfía de Fausto y trata de defender a su hermana, pero no logra su objetivo, ya que no puede vencer a Mefistófeles, y muere.

Marta: 

Era la vecina y amiga de Margarita, no tiene mucha participación en la obra. En sus apariciones en escena ella le da consejos y ayuda en varias ocasiones a Margarita.

Representación del Fausto en un teatro por Actores y Títeres:

El Cuento del Demonio

Final del Libro

Margarita descubre que ha quedado embarazada. Su hermano Valentín acusa a Fausto, lo desafía y muere a manos de Fausto y Mefistófeles. Margarita ahoga a su hijo ilegítimo y es condenada por el asesinato. Fausto intenta salvarla de la muerte liberándola de la prisión, pero al no conseguirlo acude a pedir ayuda de Mefistófeles. Margarita, presa de la locura y negándose a escapar, muere en brazos de Fausto.